Capítulo 8

Avanzando con pasos amortiguados por la oscuridad de la noche y el ruido y algarabía de la fiesta de los Grimfang, Strybjorn y sus compañeros se acercaban al centro de la aldea. Estaba impresionado. Los muy locos estaban tan confiados que no habían puesto un solo centinela. La vida holgada en la tierra de los antepasados de Strybjorn los había vuelto blandos. Sin embargo, muy pronto iban a pagar por su error.
Supo que los guerreros Craneotorvo habían ocupado posiciones por toda la aldea. Muy pronto los guerreros con más experiencia saltarían la empalizada interna y les franquearían la entrada. Luego, Strybjorn y su gente caerían sobre sus odiados enemigos como los lobos se abalanzan sobre el redil.
Ahora no había nada que los detuviera.

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